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¿Quién es el culpable? Técnicas detectivescas en la era digital

A quien le gusten las novelas policíacas sabe muy bien que las investigaciones siempre siguen un proceso similar: el detective encuentra una pista y la sigue, dejándose llevar por su experiencia e intuición, permitiendo que las pruebas le conduzcan hacia la siguiente pista; y así hasta resolver el caso, un modus operandi distinto al que se llevaba a cabo en los departamentos jurídicos. En ese ámbito, los procesos tradicionales se basaban en la determinación de los hechos mediante la revisión lineal de documentos o términos de búsqueda. Estos procesos  funcionaban bien cuando los abogados únicamente manejaban documentos impresos o analizaban las bandejas de entrada de custodios concretos y conocidos. Sin embargo, ahora que el panorama en relación con los datos ha cambiado por completo, esas metodologías se han quedado obsoletas, dando paso a la adopción procesos basados en  pistas e intuición.

Si bien es cierto que el aumento del volumen y de la variedad de datos ha supuesto un obstáculo para el e-discovery y las investigaciones, al mismo tiempo está abriendo también nuevos horizontes. Al abarcar el rico, amplio y diverso campo de la información al que estamos expuestos, los equipos de investigación en el ámbito corporativo (los departamentos jurídicos, auditoría interna, etc.) comienzan a abordar sus investigaciones de la misma manera que lo haría un detective: dejando que los datos hablen por sí solos y señalen el camino hacia la verdad.

Entonces, ¿cómo pueden los abogados actuar como detectives en sus investigaciones? ¿Qué alternativas se ofrecen hoy en día que permitan a los equipos seguir una pista digital de una manera dinámica (en contraposición a una manera lineal)? Pongamos como ejemplo un caso hipotético: la dirección de una gran multinacional sospecha que un ejecutivo que ha dejado la empresa ha robado propiedad intelectual confidencial, y se la está proporcionando a la competencia. La empresa debe rápidamente comprobar si las sospechas son fundadas y, en tal caso, averiguar qué información ha sido robada, cómo ha sido sustraída y si el empleado ha contado con algún cómplice.
En este caso, un detective se centraría en aquellas actividades del sospechoso que guardasen relación con personas concretas o grupos reducidos, en lugar de centrarse en sus actividades dentro de grupos más grandes. Resulta poco probable que alguien que quisiera robar propiedad intelectual diese pábulo a tal actividad; seguramente elegiría a una o dos personas —probablemente externas a la empresa— para que enviasen archivos adjuntos a correos electrónicos personales o a servicios de intercambio de archivos en la nube. En el entorno digital, la identificación de este tipo de conducta puede determinarse mediante la observación de las comunicaciones mediante distintos canales de comunicación —entre ellos: mensajes de texto, chat, registros de llamadas y reuniones virtuales—, así como sirviéndose de artefactos  para determinar si el sospechoso utilizó mensajes efímeros o cifrados (lo cual podría señalar un intento de ocultar determinados mensajes).

Los procesos de enriquecimiento de datos pueden descubrir información adicional que un detective desearía conocer, como por ejemplo el número de palabras en  un mensaje y si puede existir algún dato, patrón o valor  anómalo (por ejemplo, alguien que roba propiedad intelectual podría simplemente enviar archivos adjuntos sin ningún texto en el cuerpo del mensaje). También sería interesante conocer los tipos de archivos adjuntos enviados habitualmente, así como cualquier actividad realizada o mensaje remitido a horas intempestivas. Los patrones o la divergencia de los patrones de datos podrían proporcionar pistas sobre dónde seguir buscando. Al igual que un detective puede clasificar diferentes pistas, un investigador digital que se sirva de los datos puede crear algoritmos para calificar la importancia de varios puntos de datos y patrones para otorgar prioridad a la revisión; puede incluso recurrir al  machine learning con el fin de crear medios para automatizar ese proceso y permitir que los datos relaten la historia de lo sucedido.

Si un detective hallase pruebas que confirmasen que el presunto ladrón de  propiedad intelectual hubiera sustraído un volumen de documentos atípico o se hubiera comunicado con personas  fuera de su entorno habitual, el siguiente paso sería averiguar qué había en esos documentos, o cuál era el concepto y/o sentimiento de dichas conversaciones. Mediante el uso de la IA y tecnología de análisis de imágenes , se pueden detectar documentos, logotipos, ubicaciones, texto y otros aspectos en las imágenes o los archivos con imágenes adjuntas (también pueden filtrar imágenes que saben que no son relevantes). Esta capacidad es de gran utilidad, en particular para las investigaciones en el ámbito de la propiedad intelectual, en las que se pueden integrar esquemas sensibles u otro contenido visual de carácter confidencial en un archivo de imagen. Igualmente, se puede evaluar el lenguaje al objeto de identificar el sentimiento, la información personal y otros aspectos de los datos.

Como consecuencia de lo anterior,, los equipos jurídicos pueden llegar a deducir y enriquecer sul conocimiento del asunto, pudiendo llegar a  identificar y extraer  metadatos y conocimientos adicionales que proporcionarán pruebas irrefutables y/o hilos de información relevantes, empleando la tecnología para crear una relación de todas las  pruebas obtenidas a fin de disponer de un panorama completo de los hechos relacionados entre sí. Como en toda novela policíaca, las pruebas pueden dar un giro inesperado a la investigación o arrojar conclusiones del todo imprevistas que propicien una nueva investigación independiente. Esto suele ocurrir con  investigaciones relativas al robo de propiedad intelectual, las acusaciones vertidas por denunciantes, el fraude y otro tipo de vulneraciones. La investigación digital mediante el enriquecimiento de datos puede proporcionar información contextual mucho más rápido que los flujos de trabajo de e-discovery tradicionales.

El entorno actual exige, cada vez más, a los departamentos jurídicos que adopten nuevos enfoques. Si bien los conceptos que mencionamos se encuentran a la vanguardia de las investigaciones digitales, dado que las capacidades de analítica y las nuevas fuentes de datos son innovadores, también se están recuperando los principios básicos que permiten a los equipos jurídicos aprovechar las mismas prácticas que se utilizan para resolver un clásico caso policíaco.
 

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